En Filo sostenemos día a día nuestro compromiso con la erradicación de todas las formas de violencia y discriminación por motivos de género.
La multitudinaria marcha del 3 de junio 2015 en nuestro país y en gran parte de la región mostró la urgencia, la irreverencia y la creatividad que asumen las demandas de los feminismos y transfeminismo alrededor de un asunto crítico y resistente como es la violencia machista. El grito #NiUnaMenos alcanzó una notable capacidad de interpelación en diferentes niveles políticos e institucionales del que las universidades no estuvieron exentas.
Si bien, la violencia de género no es un asunto novedoso en las aulas y en los pasillos, el 2015 resultó un punto de inflexión para pensar la universidad como un espacio atravesado y donde ocurren y se reproducen prácticas violentas, discriminatorias y sexistas.
La creación del “Protocolo de acción institucional para la prevención e intervención ante situaciones de violencia o discriminación de género u orientación sexual” (2015) en la Universidad de Buenos Aires, y de diversas herramientas en otras universidades, representó un avance normativo e institucional para la intervención sobre las violencias machistas. Además, se constituyen como espacios habitados por alianzas e intercambios entre los feminismos universitarios de todos los claustros a la vez que implican potenciales articulación y aprendizajes colaborativos y colectivos.
La construcción de institucionalidad, a través de dispositivos específicos que tiendan no sólo a erradicar las violencias, sino que también contribuyan a transversalizar el enfoque de género en la universidad, en todas sus prácticas, es un horizonte vigente, abierto y que atraviesa la agenda de los feminismos universitarios.
Desde el año pasado, nuestra Facultad cuenta con una Subsecretaría de Políticas de Género y Diversidad en el marco de la que seguimos trabajando para que la Facultad sea más inclusiva y con más derechos para todes.